Notas

Transformar la organización transformando a sus líderes. Freddy Kofman

¿Por dónde empezar si se quiere transformar una organización?: La cultura organizacional es el punto de partida.

Y teniendo en cuenta que una cultura se forja a través de las conductas de sus líderes, la manera más eficiente de mejorar una organización es desarrollar la conciencia de los mismos.

Para lograrlo, describe siete cualidades que todo individuo consciente debe poner en práctica: • Responsabilidad incondicional: aunque los factores externos influyen en nuestro comportamiento siempre tenemos la posibilidad de elegir nuestra conducta. Cuanto más conscientes seamos de nuestra autonomía, menos condicionadas serán nuestras respuestas. Esta visión de responsabilidad nos confiere poder de decisión.

• Integridad esencial: este concepto distingue entre resultado y proceso. Kofman afirma que ganar es importante pero no lo único que importa. Por eso añade un parámetro a la fórmula "resultado obtenido frente al resultado previsto": La alineación entre la conducta para alcanzar ese resultado y los valores personales. "La verdadera dicha no proviene de haber ganado sino de haber luchado con dignidad"

•Humildad ontológica: esta cualidad se centra en cómo aceptamos las diferencias de aquellos con quienes nos relacionamos. El modo en cómo actuamos frente a las diferencias nos define como "controladores" o "aprendices". Los primeros fundan su autoestima en tener la razón y por eso tratan de convencer al resto de que la tienen, y los segundos mantienen una actitud abierta a los distintos puntos de vista. De ahí que manejen las situaciones buscando el consenso. La humildad ontológica, por tanto, consiste en movernos por la vida con actitud de aprendices.

• Comunicación auténtica: su punto de partida son las anteriores cualidades, especialmente la humildad ontológica. Consiste en ser Auténticos a la hora de expresar lo que realmente queremos decir y entender lo que nuestro interlocutor necesita expresar, incluso aquello que no está diciendo. La comunicación auténtica es especialmente útil cuando nos enfrentamos a conversaciones o situaciones difíciles.

3 ASPECTOS QUE SE PONEN EN JUEGO ANTE COMUNICACIONES DIFÍCILES:

• El aspecto operacional, aquello sobre lo que estamos discutiendo (una tarea, una decisión, un desacuerdo…)

• El aspecto relacional, entendido como los vínculos emocionales entre los participantes

• El aspecto individual, quizás el más sensible, pues atañe a la identidad y la autoestima personal. Si uno de los participantes reciben que este aspecto está en riesgo, se sentara en la defensa y, posiblemente el ataque, desviando el eje de la conversación y sacando a la luz el "controlador arrogante" que todos llevamos dentro.

• Negociación constructiva: nuestra visión de los conflictos suele ser negativa ya que surge de nuestra incapacidad para manejarlos. sin embargo, la energía del conflicto es positiva y podemos utilizarla de manera constructiva. Kofman analiza su naturaleza y propone un proceso de negociación para resolverlo. Un modelo que permite a las personas expresarse, comprender las necesidades de todas las partes y crear nuevas soluciones. Se trata de ganar con el otro, en lugar de ganar contra el otro.

3 TIPOS DE CONFLICTOS:

• Los conflictos personales, aquellos en los que está en juego nuestra identidad y nuestra autoestima (quien tiene razón y quién está equivocado, por ejemplo)

• Los conflictos interpersonales, en los que no se trata de quién tiene razón, sino de cómo convivir (y trabajar) con personas cuyos valores y actitudes son diferentes a los nuestros

• Los conflictos operacionales, aquellos en los que se discute quien no tiene que y no puede resolverse en el plano.

Ante cualquier conflicto, lo primero abordar es el aspecto personal e interpersonal y para ello, propone una metodología que va desde la preparación de la conversación hasta el diálogo y la reflexión sobre el acuerdo (o no acuerdo si no existe encuentro posible).

Este enfoque revela las preferencias y limitaciones de las personas, las estimula al generar soluciones. Más allá de las alternativas originales y maximiza la eficiencia a través de la cooperación. Para llegar a este enfoque es necesario posicionarnos en el rol de aprendices, es decir, superar nuestro narcisismo.

• Coordinación impecable: esta cualidad habla de nuestra capacidad para cumplir con los compromisos que adquirimos y crear redes confiables de cumplimiento. Para que exista un compromiso de vendarse elementos aparentemente sencillos pero llenos de matices. Una petición y una respuesta a la petición.

• Competencia emocional: la comprensión de los conceptos anteriores a nivel intelectual no tiene valor si no podemos aplicarlos en una situación de elevada tensión emocional. Por ello podríamos decir que esta competencia es una competencia básica para actuar con destreza como líderes conscientes.

Kofman llama maestría emocional a la capacidad de comprender que son las emociones y cómo operan, considerar que son necesarias para mantener nuestra racionalidad, saber cómo utilizar la información que nos proporcionan sin dejar que nos controlen y mantener el equilibrio cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles.

Seguir estos conceptos nos ayudará a recuperar el control de nuestra mente y apartarnos de hábitos arraigados y poco productivos para alcanzar un nivel de consciencia superior.

Trabajar en elevar nuestro nivel de conciencia nos acerca y puede llevarnos a alcanzar el nivel más alto, aquel en el que la competencia se transforma en cooperación. Donde el enfrentamiento es un juego que estimula la excelencia. Donde lo que parece rivalidad es, en realidad, colaboración que incluye y trasciende la competencia. En la plenitud de la conciencia no jugamos para ganar, nos esforzamos por ganar para poder jugar.

Son desafíos a tomar nuevos hábitos, a transformar nuestras conductas actuales. Al aprendizaje sólo se llega a través de la práctica consciente. El conocimiento sin práctica es sólo información.